El parque del Retiro o parque del Buen Retiro, popularmente conocido como El Retiro, es un jardín histórico, considerado como una de las principales atracciones turísticas y un oasis verde en el corazón de la ciudad.
Los topónimos de Retiro y Buen Retiro hacen
referencia a la funcionalidad del desaparecido Cuarto Real, un aposento anexo
al monasterio de los Jerónimos de Madrid, donde se
retiraban los reyes para la meditación espiritual y el esparcimiento. Estas
dependencias fueron ampliadas en 1561 por orden de Felipe II (1527-1598) y sobre ellas terminaría construyéndose,
durante el reinado de Felipe IV (1605-1665), el Real Sitio del Buen Retiro, un conjunto de
palacios, bosques y jardines, que darían lugar al parque actual.
Fue construido en la primera mitad del
siglo XVII dentro del proyecto paisajístico desarrollado para
el Palacio del Buen Retiro, una antigua posesión real creada por
el conde-duque de Olivares (1587-1645) para disfrute de Felipe IV, de quien era su valido. Su uso
como parque urbano se remonta a 1767, año en el que Carlos III (1716-1788) permitió la entrada del
público a efectos recreativos y, ya definitivamente, a partir de 1868, cuando
quedó bajo la titularidad del Ayuntamiento de Madrid.
Debido a los destrozos provocados por
la guerra de la Independencia (1808-1814),
su aspecto actual es resultado de las intervenciones realizadas en los
siglos XIX y XX, si bien perviven trazados y elementos
originales de los siglos XVII y XVIII.
Está protegido como Bien de Interés Cultural (BIC),
figura legal que toda declaración de jardín histórico ostenta en la normativa española y
desde julio de 2021 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto
al paseo del Prado y el barrio de los Jerónimos, formando parte del denominado Paisaje de
la Luz.
Con sus amplias avenidas y rincones
tranquilos, es un espacio perfecto tanto para actividades recreativas como para
pasear y relajarse. Así, entre sus interesantes figuras arquitectónicas y
paisajísticas creadas desde el siglo XVII al XXI, alberga un ESTANQUE
MONUMENTAL, proyectado en 1634 por Cristóbal de Aguilera, que, en su
calidad de maestro mayor y veedor de las fuentes de Madrid, fue también el
máximo responsable del sistema hidráulico del Buen Retiro. Aunque técnicamente
fue concebido como un gran depósito, del que se extraía agua para abastecer al
Real Sitio, desarrolló una función lúdica de primer orden, no solo porque en él
se practicaba la navegación recreativa y la pesca, sino también como escenario
de naumaquias y
representaciones teatrales.
Alrededor del estanque se encuentra el majestuoso MONUMENTO A ALFONSO XII, con su imponente columnata y esculturas que rodean a la estatua ecuestre del rey fundida en bronce y realizada por Mariano Benlliure en 1904. En el basamento central se encuentran La Paz, de Miguel Blay; La Libertad, de Aniceto Marinas; y El Progreso, de Miguel Ángel Trilles. En el zócalo figuran tres relieves de bronce. Desde el monumento central avanzan unas escalinatas hacia el estanque con cuatro leones de piedra que labraron Agapito Vallmitjana (los dos de los extremos) y Pedro Estany (los dos centrales). Debajo de sus pedestales, en bronce, cuatro sirenas, obra de Antonio Parera, Rafael Atché, Antonio Coll y Antonio Alsina. También hay dos leones con amorcillos en cada uno de los accesos laterales al hemiciclo, obras de Francisco Javier Escudero Lozano, Antonio Bofill, Eusebi Arnau y Campmany. A ambos lados del acceso central en la columnata, El Ejército, de Montserrat, y La Marina, de Mateo Inurria. En la cara interna, frente al estanque, aparecen representadas, en bronce, Las Ciencias, de Fuxá; La Agricultura, de Alcoverro; Las Artes, de Bilbao; y La Industria, de Clarà.
Del siglo XVIII es la FUENTE DE LA ALCACHOFA, construida en 1781
por Ventura Rodríguez (1717-1785) para el Salón del Prado y trasladada en 1880 al
Retiro, donde preside la Plaza de Honduras, en el ángulo sudoeste del Estanque Grande. Consta de dos
cuerpos, el inferior con una nereida y
un tritón, obra de Alfonso Giraldo Bergaz (1744-1812), y
el superior con cuatro amorcillos, que, junto la alcachofa del remate, fueron
labrados por Antonio Primo.
A lo largo del último tercio del siglo XIX el Parque del Retiro acogió una serie de certámenes, para los cuales fueron levantados distintos pabellones expositivos. Uno de ellos fue el PALACIO DE VELÁZQUEZ, construido entre los años 1881 y 1883 para la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales que tuvo lugar el último año citado. Toma su nombre del ya citado Ricardo Velázquez Bosco (1843-1923), quien combinó técnicas de la arquitectura del hierro, como la estructura metálica de las bóvedas, con elementos tradicionales hispanos, como la fábrica de ladrillo y la decoración de azulejos, realizada por Daniel Zuloaga (1852-1921). Está inspirado en el Crystal Palace de Londres.
Nuestro paseo nos acerca al ESTANQUE DEL PALACIO DE CRISTAL, construido en 1887 por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco (1843-1923), junto al palacio por él mismo diseñado. En una de sus riberas instaló una gruta de rocalla, que concibió como un elemento de transición entre la lámina de agua y el desaparecido Pabellón Árabe, un templete de estilo neonazarí que había realizado cuatro años antes y que estaba enclavado en lo alto de un promontorio.
Allí se alza otro de los edificios más
impresionantes del parque es el PALACIO DE CRISTAL, obra cumbre de
la arquitectura de cristal y hierro española,
construido en 1887 para albergar una exposición de plantas exóticas. Al igual
que el Palacio de Velázquez, el Palacio de Cristal se utiliza
actualmente como centro de exposiciones del Museo Reina Sofía.
No muy lejos se encuentra el ESTANQUE
OCHAVADO (o de las Campanillas). Aunque se desconoce la fecha
exacta en que fue hecho, se sabe que es anterior al Estanque Grande. Su planta está
configurada por ocho lados polibulados y tiene en el centro una isleta,
adornada en la actualidad con una formación de rocalla, aunque en sus orígenes
albergó un templete, reemplazado en el siglo XIX por un motivo
chinesco, del que colgaban campanillas, que sonaban con el viento.
En el año 1716 el Jardín Ochavado fue sustituido por el actual PARTERRE, de uno de los primeros jardines de gusto francés que se hicieron en España y el único proyecto que pudo terminarse, dentro del plan de transformación del Real Sitio que Felipe V (1683-1743) encomendó a Robert de Cotte (1656-1735) y René Carlier (?-1722).
Saliendo por la Puerta de Felipe IV,
ya fuera de los límites actuales del parque, todavía se conserva el CASÓN DEL BUEN RETIRO, uno de los
dos únicos edificios que han sobrevivido a la destrucción del palacio del Buen Retiro. Construido
por Alonso Carbonel en 1637, fue diseñado
inicialmente como un espacio para salón de baile de la Corte de Felipe IV. Desde 1971 es uno de los edificios
que conforman el Museo del Prado, y durante décadas ha albergado sus
colecciones de pintura del siglo XIX (unos 3000 cuadros), así como
el Guernica, de Pablo
Picasso, aquí fue donde lo vi por primera vez. Esta célebre pintura se
trasladó al Museo Reina Sofía en 1992, y el Casón, tras
años de obras, se ha reabierto como Centro de Estudios del Museo en 2009,
mientras que las colecciones del siglo XIX se han reubicado en la sede
principal del Prado gracias a la ampliación de Rafael
Moneo.
Lástima que en esta visita no pudimos
recorrerlo en su totalidad, y así dejamos por ver otras figuras arquitectónicas y paisajísticas destacadas,
como el Real Observatorio Astronómico; o la ermita de San Pelayo y San Isidoro, de origen
románico, entre otros muchos.
TODA LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA PUBLICACIÓN
HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
https://es.wikipedia.org/wiki/Parque_del_Retiro_de_Madrid
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